Nawi Pawa
el espíritu ancestral del jardín
La historia de Nawi Pawa y el Jardín Botánico de Jericó es un relato de profunda conexión entre los pueblos originarios y la tierra que habitan. En tiempos antiguos, cuando la geografía aún estaba en formación, los pueblos de Jericó, en Antioquia, vivían en armonía con un jardín sagrado donde la naturaleza hablaba en susurros. Este jardín no era simplemente un lugar, sino un santuario donde el espíritu ancestral se manifestaba en cada elemento: las hojas, las ramas, el agua, el aire, y todo lo que en él existía.
Cuando la tierra comenzó a enfrentar amenazas, los ancianos convocaron el poder de los espíritus para encontrar a una guardiana que protegiera este legado. Nawi Pawa, una mujer sabia y profundamente conectada con la tierra, fue elegida para esta tarea sagrada. En una ceremonia, los espíritus la imbuyeron con un poder divino, conectándola íntimamente con el jardín. Desde ese momento, Nawi Pawa se convirtió en la guardiana del jardín, encargada de mantener el equilibrio del ecosistema y de transmitir los conocimientos ancestrales.
Cada día, Nawi Pawa caminaba por el jardín con reverencia, realizando ofrendas y cuidando de cada ser vivo. Su habilidad para comunicarse con los elementos y su dedicación a preservar la sabiduría ancestral la convirtieron en una figura venerada. Los visitantes buscaban en el jardín no solo belleza, sino también una conexión con el espíritu ancestral, aprendiendo de Nawi Pawa sobre los antiguos pueblos y el significado de la naturaleza.
Incluso después de su muerte, el espíritu de Nawi Pawa permaneció en el jardín. Su esencia se fundió con el lugar que había protegido, y su legado continuó vivo en cada rincón del jardín, recordando a todos que la naturaleza y los espíritus ancestrales están eternamente unidos.






